Más allá de Forcinas, en la antigua carretera camino de Cornellana, está el lugar conocido como la Cruz de Morán. Es una pequeña capilla en en cuyo interior se puede leer, aunque con cierta dificultad, la inscripción, «Aquí murió D. JUAN MORÁN 19 septiembre de 1902», que recuerda la muerte accidental del que era entonces secretario del Ayuntamiento.

El suceso debió de causar gran conmoción en su época y aparece recogido en el periódico El Noroeste correspondiente al 21 de septiembre de 1902.  También lo recuerda Ramón Morán, sobrino nieto de Juan Morán, en el prólogo a Someyaduras de Jesus Morán García:

«Juan, a la sazón abogado, concejal del Ayuntamiento de Pravia y fiscal de su Juzgado, volvía de Oviedo en coche de caballos el diecinueve de septiembre de 1902. Anochecía y una tormenta de finales de verano azotaba la carretera. Al llegar a una curva cerrada los caballos se detuvieron: se había enredado en sus patas un cable del entonces reciente tendido eléctrico, derribado por el temporal. Juan se bajó del coche para librarlos del cable y cuando estaba forcejeando con él, quiso la mala suerte que la corriente eléctrica volviese a circular. Con sólo treinta años Juan pereció en el acto, fulminado. Sus amigos erigieron la cruz que bordea el camino.»

Arturo Castrillón Muñiz, al que agradecemos la ayuda y su buena memoria, nos cuenta que, durante bastante tiempo, en calles y tabernas se lamentó la muerte de caballo y caballero fulminados por La Belmontina, compañía que había traído la luz eléctrica a Pravia muy poco antes, en 1899.