«Fiestas en Pravia. La banda municipal iba a amenizar la foguera y verbena del Valle. Fiestas en honor de la Pilarica praviana ¡la Virgen del Valle!
Fiestas creemos que en Pola de Siero. La banda del Regimiento del Príncipe era la encargada de tocar en los festejos polesos. Pero… no sabemos si algún diañu burlón o un trasgo o la casualidad, ¿quién sabe?, hace que ese día se produzcan graves sucesos en África: el desastre de Annual.
Las tropas quedan inmediatamente acuarteladas y por este motivo los de Siero se van a quedar sin banda. A alguien se le ocurre llamar al Alcalde de Pravia pidiéndole la banda municipal para que vaya a tocar a Siero. Y el Alcalde, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, acepta enviar la banda a la Pola.
Y aquello, cuando el pueblo se enteró, debió ser dantesco. Unos, con el Alcalde al frente, decían que la Banda a la Pola. Otros, la mayoría, que veían que se quedaban sin fiestas, que iban a desvestir a un santo para vestir otro, dijeron que ni hablar. La voz de Santiago López, del que ya hemos escrito, se dejó oír diciendo Los músicos que quieran marcharse, que lo hagan. Pero los instrumentos, aquí se quedan, que son del pueblo. Hubo carreras, bofetadas, empujones, detenidos… La banda se deshizo aquél día. En fin, que se armó la de la música en Pravia.»
Así nos cuenta José Antonio Martínez González en Anecdotario praviano (Pravia, Asociación Cultural Manuel López de la Torre, 2001) el suceso que desencadenó que algunos músicos, seguramente los más jóvenes y apasionados por la música, abandonaran la Banda Municipal para crear La Nueva Banda. Ésta se constituyó como asociación cultural, presidida por Heliodoro García Olamendi, en 1927. Según Luis Valdés, hijo de Heliodoro, en una versión algo menos literaria que la que José Antonio nos dejó, los músicos se enfrentaron al Ayuntamiento porque no les dio permiso para acudir a una actuación (en la que podían cobrar) por coincidir con un acto en la Villa (por el que no cobraban o cobraban poco). No les podemos culpar si consideramos las penurias económicas de la Banda Municipal, de las que tenemos noticia, y la carestía de los instrumentos. De hecho, según se desprende de sus estatutos, el objetivo de la nueva agrupación musical es obtener ingresos de las actuaciones para poder comprar instrumentos.
En la prensa local, donde también encontramos noticia de otros grupos como Roncalla, El quinteto Praviano, El bandín de Vegafriosa o La sinfónica de Pravia, queda el recuerdo de muchas actuaciones de La Nueva Banda. Como muestra, esta publicada en El Sol de Pravia, el 20 de enero de 1927:
«Siguen los chicos que integran la nueva agrupación musical, cosechando lauros y pesetas.
El último golpe dado en casa de Faustón, en Prahúa, fue un exitazo…
Allí se congregó lo mucho bueno y bonito que hay en la villa, que aplaudió cuanto pudo a los muchachos.
El domingo se da otra soireé en casa del Francés.
Y… vamos tirando y viviendo.»
Laureano Fernández, sastre y propietario de Casa Laureno, era además violinista aficionado, que daba clases particulares y ofrecía conciertos con su banda de jazz por toda la provincia, muchos de ellos en festividades religiosas, según nos informan Pilar y Patricia, nieta y bisnieta respectivamente, y también El Sol de Pravia del 29 de mayo de 1930.
«JAZZ-BAND LAUREANO
He aquí una notable orquesta de gran aceptación en todos los centros de sociedad, por lo admirable de su conjunto y el escogido repertorio que ofrece en sus numerosas actuaciones en Pravia y villas de la provincia.
Dirige la agrupación el reputado violinista don Laureno Fernández, el cual pone tan especial cuidado en la elección de las piezas musicales como esmero en su ejecución. La Orquesta Jazz-Band Laureano es ya popular en toda la comarca.»