
Heliodoro García Rodríguez, primer alcalde republicano de Pravia.
Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 trajeron como resultado inesperado la proclamación de la República. El nuevo régimen fue recibido en Pravia con gran alegría por los republicanos, minoría en el concejo. Según cuenta El Sol de Pravia (20 de mayo de 1931):
“La proclamación de la República hispana ha producido en esta villa, como en todo el país, extraordinaria alegría y desusado entusiasmo.
Las banderas tricolor salieron a relucir apenas cundió la primer noticia, izándose la primera de éstas en el balcón central del edificio de la Sociedad de Labradores.
El miércoles 15, hubo audición musical en la plaza de D. Sabino Moutas y fueron lanzados al espacio varias docenas de cohetes. Este día también flameó ya en el balcón principal del Ayuntamiento la enseña republicana y a un lado vimos colocado el rojo estandarte del Centro Obrero Praviano.
Como fiesta nacional que fue declarada, por la tarde cerró todo el comercio local.
La jornada transcurrió sin el menor incidente desagradable, felicitándose todos de la serenidad y cordura demostradas por el pueblo praviano en medio de tantas y tan espontáneas expansiones de satisfacción por el advenimiento de la República.”
En esos días, pues la noticia sale publicada en El Noroeste del 6 de mayo, la comunidad republicana de Pravia se reunió para celebrar el advenimiento de la República en Villavaler, pequeño lugar cuya tradición republicana se debe, en gran parte, al matrimonio de maestros, José y Consuelo, que ejercieron en dicho pueblo en los años veinte. Su historia se cuenta en José y Consuelo: amor guerra y exilio en mí memoria, escrito por su hija Aúrea Matilde Fernández Muñiz, publicado por KRK, en 2007. Al banquete de celebración, amenizado por la Banda Municipal de Música, asistieron, según parece, unos noventa comensales. En el acto político festivo tomaron la palabra los líderes locales del republicanismo de izquierdas, a saber: el doctor Cayo Muñiz Balbuena, presidente del Círculo Republicano de Pravia, el maestro nacional José F. Rodríguez, “que excitó a unirse como un solo hombre para defender y consolidar la República”. También tomaron la palabra el flamante alcalde Heliodoro García, y los jóvenes comerciantes Cesar Vega y Luis Álvarez. Salvo el doctor Balbuena, los demás perdieron la vida de forma violenta pocos años después, durante el conflicto civil, algunos tras sentencias de muertes de juicios sumarísimos, otras de forma atroz en “paseos” indescriptibles, como fue el caso de Cesar Vega.
Los resultados de las elecciones del 11 de abril fueron muy favorables para los partidarios de la Sociedad de Labradores La Unión y sus distintas sensibilidades políticas, reformistas y republicanos principalmente. Según el diario El Noroeste, del 14 de abril de 1931, el consistorio quedó conformado por siete concejales Agrarios Republicanos, cuatro Reformistas, dos Agrarios Reformistas y cinco independientes. El martes 5 de mayo, el Gobernador Civil, Pedro Vargas Guerendiain, visitó el municipio para asistir a la toma de posesión de Heliodoro García Rodríguez, presidente de la Unión, republicano confeso, candidato aceptado por todos y apoyado explícitamente por el Gobierno Civil. En el acto también participaron: el primer teniente de alcalde, el reformista Manuel Marcos Solís; el segundo teniente de alcalde, el también reformista Luis Suárez Fernández; el tercer teniente de alcalde, el republicano agrario José Menéndez Martínez; el cuarto teniente de alcalde, el reformista Antonio Fernández Álvarez. También asistieron los concejales Severo Cimadevilla Saavedra, Antonio Casares Trelles, José Diaz Villabella, Gerardo Arango García, Delfín Llana Arango, Manuel García Valle, Manuel Menéndez Canal, Pedro Revuelta Corrales, Servando Suárez Barrera, Constantino Campo Llana, Ramón Selgas Rodríguez, Adolfo Pire García y el síndico, líder histórico de la Sociedad de Labradores La Unión, Benigno Suárez Fernández, que no asistió a la toma de posesión. (El Noroeste, 7 de mayo de 1931 y libro de actas del Pleno, acta del 5 de mayo de 1931, Archivo Histórico Municipal, L14).

El Sol de Pravia, 10-9-1934, durante las ferias de La Ponte de ese año. «Sentados señores González, alcaldes de Santullano, Inclán, Selgas, Pravia, don Juan José Rubio y señor alcalde de Villavaler; de pie: señor alcalde de Linares, presidentes de las sociedades ganaderas de Arango y Selgas e Inclán, señores alcaldes de Folgueras, Arango y Malleza.»
Merece la pena recordar las palabras de Heliodoro García Rodríguez en su toma de posesión como «primer alcalde de la segunda República Española», que quiere que «sean mis primeras palabras de agradecimiento para el pueblo, para este noble pueblo que tanto luchó para elevarme a este cargo, y también para todos mis compañeros de ayuntamiento, especialmente para los reformistas, [fue elegido por trece votos a favor y cuatro abstenciones] que perteneciendo a distinta formación política, han tenido la atención de otorgarme sus votos, borrando con el ello el pasajero resquemor que siempre dejan tras de si las luchas políticas.» Después de pedir la colaboración del pueblo y compañeros de corporación, se dirige a los trabajadores municipales, «por ser estos los que más directamente han de laborar conmigo, he de dirigirles en esta fecha memorable algunas palabras. Ni la República ni los que denodadamente hemos luchado con todo entusiasmo por su advenimiento traemos aquí espíritu de persecución ni de venganza contra nadie, al contrario, inspirándonos en el régimen democrático que ella significa, ha de ser de amor y de concordia, y de respeto a las leyes y a los derechos, que ya bastante tiempo fueron atropellados y escarnecidos durante los siete años de vergonzosas dictaduras. Así pues, tened la seguridad de que ninguno será relevado en su puesto mientras se ajuste al estricto cumplimiento de su deber; ahora, cuan por negligencia o abandono hicieran dejación de sus deberes yo seré inexorable en el cumplimiento del mío ya que ante todo, yo vengo aquí a laborar por el bienestar del pueblo y en esta casa, que es la de todos, deseo que tanto los que trabajan en este ayuntamiento, como los que por mandato del mismo desarrollan sus actividades fuera de él, traten con la consideración debida, desde el más humilde ciudadano al más poderoso señor, pues todos por igual deben ser atendidos y respetados.» Y para terminar se congratula «de que esta España que veía impasible el progreso y renovación de los demás pueblos europeos, en un momento de exaltación cívica haya asombrado al mundo entero logrando implantar el nuevo régimen de justicia y democracia que se llama «República Española». Laboremos todos por ella y ungidos del más ferviente amor hagamos votos por su prosperidad, olvidando para siempre aquel régimen arcaico y despótico, oprobio en estos últimos tiempos de nuestra amada Patria. Ciudadanos, gritad conmigo, «¡Viva, y mil veces viva, la República Española!».»
El Sol de Pravia, de tendencia conservadora moderada, saludó al nuevo régimen con respeto, “pues era la elección de los españoles”; se podría decir que incluso con moderado optimismo. Sabino Álvarez, columnista habitual, llegó a decir que, “la jornada del 12 de abril no es un capítulo más en la historia de España: es la formidable pujanza de un pueblo que rompe con la tradición y va en busca de un régimen más fecundo, de un régimen que abra más anchos cauces al desarrollo de su vida”. El periódico expresó de manera colectiva su apoyo al nuevo alcalde, y colaborador esporádico del decenario, Heliodoro García; así lo trasmitió en sus páginas: “Felicitamos cordial y efusivamente a nuestro amigo D. Heliodoro, deseándole muchos aciertos en el desempeño de su misión no desprovista de dificultades en las actuales circunstancias.” (El Sol de Pravia, 20 de abril de 1931.)
20 septiembre, 2017 en 6:25 pm
Muy interesante y emocionante el recuerdo del advenimiento de la República en Pravia. Una información adicional al muy meritorio libro de la hija de los maestros José y Consuelo: aunque rl presidente del Círculo Republicano. el Doctor don Cayo Muñiz Balbuena no murió violentamente durante la guerra, la posguerra fue especialmente dura para él. Después de haber ejercido como médico militar en el Ejercito Popular, dirigiendo hospitales y asumiendo el mando de la sanidad militar en el frente de Grullos, hubo de permanecer escondido como «topo» hasta 1945. Fue juzgado y condenado por auxilio a la rebelión en 1946, con penas que incluyeron la inhabilitación para el ejercicio ce cargos y funciones públicas, de graves consecuencias profesionales.
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21 septiembre, 2017 en 10:21 am
Gracias por el comentario Jaime. Conocíamos los padecimientos de Cayo Muñiz Balbuena por testimonios orales de familiares de algunos de sus correligionarios.
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31 julio, 2018 en 5:10 pm
Han pasado muchos años, pero me gustaría visitar Pravia, la Biblioteca y tener algún contacto de esos amigos. Muchas gracias!
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