El primer testimonio escrito sobre un órgano en la Colegiata lo encontramos en el inventario de bienes confeccionado con motivo del nombramiento del presbítero Manuel del Rosal como sacristán mayor de la misma. El documento está fechado el 21 de octubre de 1749 y dice textualmente: Item, el órgano realesco, grande, sus cuartos y media de entonación, con su caja sobredorada y Registros, todo nuevo, con sus puertas y Balconería pintadas. Pero no es éste el que escuchamos hoy. Según el informe de la última restauración, el coetáneo a la construcción de la Colegiata se encontraba en tan mal estado que se decide hacer uno nuevo. El encargo recayó en el fraile franciscano Felipe de la Peña, en 1780, según consta en una inscripción situada en el arca de viento del órgano, lugar habitual para la «firma» de los organeros.
En las Constituciones de la Erección y Fvndacion de la Iglesia Vice-parroqvia del SS.MO Sacramento y Nuestra Señora del Valle, dadas en Pravia, en 1718, se habla del horganista, su oficio, elección y obligaciones:
Es voluntad del señor fundador aya en dicha iglesia un horganista que toque el Horgano, cuya nominación toque al Capellán Mayor … procurarán elegir que [el] fuese más diestro en la música de Horgano, y que esté aprobado en la dicha música por el maestro horganista de Oviedo, o otro de las iglesias Cathedrales de España … Ha de ser su obligación el asistir a todas las Horas Canónicas que se necesitare del Horgano, en todos los días del año, a todas las missas que dixeren en dicha Iglesia, conforme a estas Constituciones, y a todas las funciones de ella; y los Sábados, a la Salve; y ha de ser de su obligación tener vn muchacho para que le levante los fuelles del Horgano, … Asimismo ha de ser su obligación, el que si alguno, o algunos de los muchachos que sirvieren en la Iglesia, se inclinare a aprehender la profesión de Horganista, el enseñarle, gastando en este exercicio el tiempo que juzgase necesario, en que pondrá todo cuydado, para que aprenda; y en el exercicio de enseñarle, gastará el tiempo que fuese necessario con tal que no sea en las horas de servicio de la Iglesia. [sic]
En diciembre de 1977, el fraile menor Antonio Montero publica, en la Hoja Parroquial, una detallada descripción del instrumento:
… Consta de diez juegos completos y varios de ellos compuestos. La corneta tiene seis hileras y los llenos tres y dos filas de tubos: de suerte que sacando la corneta y bajo una sola tecla, suenan seis tubos a la vez formando un acorde de tercera y quinta, triplicada la fundamental en octavas. Sólo la corneta equivale a un órgano de seis juegos. Dígase lo mismo en las debidas proporciones de los otros juegos compuestos.
Las maderas empleadas son castaño y otras maderas nobles de la mejor calidad y en perfecto estado de conservación. El metal de los tubos es de lo mejor; el tubo mayor de la fachada pasa de sesenta kilos.
… La fachada es una obra de arte por sus doradas tallas y las imágenes que la coronan. Sólo la fachada vale varios millones de pesetas y hoy en día el dorado no se consigue igual al de nuestro instrumento, cuyos quilates son muy altos.
La mano derecha cuenta con tres registros encerrados en un arca, cuya tapa se levanta mediante un movimiento del pie del organista; dos de esos registros son de lengua y el tercero un tapadillo muy dulce.
Siguen después un flautado de ocho pies o trece palmos como expresaban la texitura [sic] de los registros nuestros antiguos organistas; con este mismo diapasón, tiene otro juego en madera y una flauta de chimenea de estaño.
Siguen la octava, la quincena (que es la octava de la octava), la docena (quinta de la octava) y finalmente la corneta de seis hileras, en ocho pies, en cuatro y en dos con sus quintas y tercera.
En la mano izquierda dispone el organista de dos flautados de ocho pies: uno de madera y otro de metal. El de madera, añadido ahora, lleva un secreto neumático para que puedan ser alimentados sus tubos grandes con aire abundante; también van en dicho secreto neumático otros tubos del órgano. Este añadido mejora y potencia los timbres graves del órgano y deja intacto el órgano que debe ser conservado como una reliquia.
Son también de la mano izquierda, una octava, una quincena y dos llenos: uno de címbala y otro agudísimo de sobrecímbala. El de címbala consta de dos hileras y el de sobrecímbala de tres.
El órgano fue reparado en varias ocasiones durante su larga existencia. En 1806, se hallaba verdaderamente en necesidad de composición, así que el Cabildo acordó encargarla al maestro Cipriano González por treinta reales diarios. En esta ocasión se echó nuevo registro de ecos de clarín y flauta.
Mucho después, en la década de los cuarenta del pasado siglo, el deterioro del órgano era tal que todos las personas a las que se pidió presupuesto para la reparación respondían que era imprescindible construir uno nuevo. El párroco, Manuel Méndez, se resistía a ser testigo de la desaparición de un instrumento tan antiguo para lo que encontró el apoyo tanto del Vicario General del Obispado como del entonces organista de la Catedral de Oviedo, Eugenio Antuña. Finalmente, en 1951, el organista Vicente Esterelles recibió 21.414,80 pesetas por la reparación que consistió en la afinación a tono normal; acatramación del secreto, reparación general de fuelles y colocación encima del piso superior al órgano. Instalación del motor eléctrico, ventilador de medio caballo de fuerza, nueva consola. Transpositor, nuevos registros de trémelos y flauteado; violón en tubos de madera y sustitución de trompetería por tubos con lengüeta y un suplemento de secreto para cuatro notas completando la octava de graves.
En los años 2002 y 2003, los prestigiosos organistas Claudio y Christine Rainolter se ocuparon la última restauración del órgano, en la que se devolvió el instrumento a su estado original, eliminando las partes de menor calidad de anteriores reparaciones, con la finalidad de obtener un instrumento homogéneo en su sonoridad y construcción mecánica (Intervenciones en el patrimonio cultural asturiano, Consejería de Cultura, 2007, p. 400). La caja del órgano fue restaurada por Marta Álvarez Izaguirre y Beatriz Abella Villar. La inversión fue de 119.185,09 euros, unos veinte millones de pesetas, que corrieron a cargo de la Consejería de Cultura. El concierto de reinauguración tuvo lugar el domingo 30 de noviembre de 2003, estuvo a cargo de Josep María Mas i Bonet, profesor del Conservatorio de Barcelona, que eligió un tema de Pedro de Araújo para comenzar el concierto. A él asistieron, además de cientos de pravianos que llenaron el templo, la presidenta de la Junta General del Principado de Asturias, María Jesús Álvarez; la consejera de Cultura, Ana Rosa Migoya; el alcalde de Pravia, Antonio de Luis Solar; María del Valle Iturrate Rodríguez, concejala de Cultura, y los restantes miembros de la corporación, así como los miembros de la Asociación de Amigos de la Colegiata.
Y así suena…
Para la elaboración de este texto hemos utilizado principalmente Noticias históricas del concejo de Pravia de Antonio Juan de Bances y Valdés, en la edición de Carlos Romero (Zappa Comunicación, 2010), y dos obras de José Antonio Martínez González: La Colegiata de Pravia (Solar ediciones, 2003) y Breve historia de la Iglesia Parroquial de Pravia (Asociación Cultural Manuel López de la Torre, 2010), disponibles en la biblioteca municipal.
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