Ecos de Pravia

Un sitio para divulgar curiosidades y noticias del pasado del concejo de Pravia.


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El Aranguín

El río Aranguín, riachuelo chico, según las respuestas al interrogatorio de Tomás López, nace en el concejo de Salas y atraviesa el de Pravia, por el valle de Arango hasta unir sus aguas con el Nalón en Agones. En el diccionario de Madoz, de mediados del siglo XIX, se nos cuenta que nace (…) en las brañas de Vaderrodeyro, parroquia de Santa Eulalia de Mallecina, y de Gallinero, en la de san Juan de Malleza, ambas del ayuntamiento de Salas, a la caída del Campo Cerezal y montañas que dividen este concejo del de Valdés; pasa por la feligresía de San Miguel de Cordovero y Santa María de Folgueras, en donde, al sitio llamado la Calzada, hay un puentecillo de madera; y siguiendo el curso entra en el partido judicial de Pravia por el lugar de Travesedo a Puente-Vega [sic], donde se encuentra un puente de piedra de un arco, concluido en 1843; continúa su marcha bañando al valle de Arango y a las parroquias de San Martín y Allence, del ayuntamiento de Pravia, en las que hay algunos puentes para el servicio de los vecinos; prosigue por el lugar de Cañedo, donde le cruza un puente de madera con tres ojos, sostenido por pilastras de piedra, entra en el término de Agones, y dejando la población a su margen izquierda, pasa por debajo del puente de piedra, de un solo arco, que se halla en el camino real que va desde Pravia, y entrega sus aguas al Nalón, un poco más abajo de esta vecindad. El río Aranguín, en su tortuoso curso fertiliza diferentes prados, a pesar de su escasez de agua, especialmente en verano. Producción: bastantes truchas, aunque muy inferiores a las que se pescan en el río Nalón.

 

 

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Laguna de la Vega de Peñaullán

En 1805, escribe Antonio Juan de Bances y Valdés, en sus Noticias históricas del concejo de Pravia (ed. de Carlos Romero, 2010) que El cuarto de la Meruca comprende las mayores y mejores vegas de Asturias; las que se forman de revueltas, que hace el río Nalón, quien aún las deshace cuando se le antoja, en grave perjuicio de los propietarios. En mi tiempo sucedieron mudanzas asombrosas; y en todas sus excavaciones se registra que ya en otro tiempo corría el río por todo lo que es planice; soto, «dosal», isla o ensenada de monte a monte como dicen; a no ser que se terraplenase con las avenidas; (…) Estas vegas se llaman de Beifar, de Peñaullán, de Riberas, y de Pravia. Además, hay la ensenada de La Robla, el «dosal» de La Candana y el de El Queso; la isla de Santianes, y una larga tirantez de ancha orilla, desde La Bimera a El Porral. «Dosal» es nombre que se toma aquí por terreno, que separó el río del continente de la vega por algún tiempo, y después se volvió a unir con éste, dejando el nombre de isla, y tomando el de «dosal».

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Ensanche de la calle de San Antonio

La primera noticia que tenemos del ensanche de la calle de San Antonio aparece en el decenario Pravia, el 20 de mayo de 1925, en un artículo titulado «Una conversación interesante»: Un amigo nuestro, que además de ser persona culta, reúne las bellas cualidades de ser un trabajador activo y un praviano de corazón, nos invitó el otro día a tomar las once en casa de Adelaida, donde se despachan las tan riquísimas rosquillas rellenas, que son especialidad de la casa, y como nosotros somos finos y atentos y nos gustan las llambiadas, aceptamos el obsequio, aparte del placer de saborear la hojaldre, por escuchar de labios de nuestro convecino, los proyectos, que desde hace tiempo acaricia. 
Sentados frente a frente dimos fin a una bandeja de rellenas y comienzo a nuestra conversación… 
Varios son los proyectos que tiene en cartera este praviano, tan amante de su pueblo. (…)
Tercero: ensanche, dos metros, de la calle de San Antonio desde la plaza, retirando las casas que hoy ocupan la Banca de Andrés Álvarez Prada, el León de Oro, Hospital y Capilla de San Antonio, haciendo donde hoy es el Fielato, la Gran Plaza que a gritos está pidiendo aquella barriada. (…)
Pravia necesita a todo trance estas reformas. El movimiento que hoy tiene la villa es inusitado; es excesivo, para como están hoy sus vías.
Esa calle de San Antonio es un continuo peligro para el viandante. Dos coches, pasan malamente. 
No tenemos más que una acera; y frente a la Capilla, está el desnivel que tiene el pavimento que es milagroso que no haya más desgracias.

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