
«La Aurora Social», 8 de mayo de 1903
El Primero de mayo aparece como reivindicación laboral por primera vez en 1886 en los Estados Unidos, donde los obreros anarquistas convocaron, para ese día, manifestaciones en pro de la jornada laboral de ocho horas. En 1889, el Congreso Internacional Obrero de tendencia socialista reunido en París acordó que el 1.º de mayo fuese celebrado por los obreros del mundo como fiesta del trabajo y de la paz, enfocando la fiesta reivindicativa a la petición de la jornada laboral de ocho horas. En origen, fue una celebración cargada de tensión, pero, poco tiempo después se convirtió en algo festivo, además de reivindicativo.