Ecos de Pravia

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La Colegiata de Pravia III: iglesia parroquial

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El 21 de febrero de 1887 la colegiata quedaba reducida de manera permanente a la categoría de iglesia parroquial estableciéndose la parroquia de San Andrés. La consecución de la nueva parroquia se debió a la buena voluntad de Sabino Moutas y a la buena predisposición y entendimiento con el ayuntamiento y el párroco.

En 1892, siendo párroco el imprescindible Eulogio Suárez Méndez, se presenta una solicitud al ayuntamiento con el fin de conseguir el cerramiento  de un pequeño espacio de terreno contiguo a la casa del sacristán. El ayuntamiento, previas pesquisas de la comisión de policía urbana, aprobó por unanimidad la propuesta elevada por el párroco, consiguiendo así urbanizar un terreno que presentaba ciertos problemas de salubridad y, de paso, dotando al conjunto de una casa rectoral, cosa con la que hasta entonces no se contaba.

En 1922, para cumplir lo dispuesto en el testamento de Carmen Miranda de Grado, viuda de Sabino Moutas, los hijos  y el párroco acordaron, previa autorización del obispo de la diócesis, construir un local destinado a sacristía en un terreno propiedad de la familia Moutas que colindaba por el sur con la iglesia. La nueva sacristía estaría comunicada con el Presbiterio por un arco que se abrió en la pared maestra de una dependencia ya existente y que tiene entrada por la parte del Evangelio. esta nueva Sacristía se inauguró en septiembre del año 1924. (José Antonio Martínez González, Breve historia de la iglesia parroquial de Pravia, Asociación Cultural Manuel López de la Torre, 2005, p.32). El acuerdo de donación incluía como contrapartida la cesión de la antigua sacristía, con entrada por el lado de la Epístola en el Presbiterio, a los hijos de Carmen Miranda con destino a panteón familiar, en las mismas condiciones que el prelado había concedido a Sabino Moutas el derecho a él y a sus descendientes de ser sepultados en la iglesia parroquial. Las obras de erección de la nueva capilla-panteón en la antigua sacristía que, obviamente, corrieron a cargo de la familia Moutas, datan del año 1924. El panteón cuenta con dos reseñables retablos dedicados a Nuestra Señora del Carmen y al  Sagrado Corazón de Jesús. Las imágenes y los retablos fueron obra del escultor valenciano Venancio Marco.

Antonio Passaporte, fondo Loty, ca. 1928.

Antonio Passaporte, fondo Loty, ca. 1928.

En ese mismo año de 1924, el once de octubre, se instaló en el centro del crucero la magnífica lámpara que podemos observar en la actualidad. La lámpara fue una donación de Fé Díaz Suárez, viuda del que fuera alcalde de Pravia en dos ocasiones durante la segunda década del siglo XX, Manuel García de la Noceda. esta magnífica obra de arte fue construida en Talleres de Arte, en Madrid, dirigidos por el presbítero Félix Granda Buylla, autor también, en 1935, del nuevo Sagrario; necesidad apremiante de san Andrés, pues el antiguo sagrario se quedaba pequeño para hacer frente a las necesidades eucarísticas. La citada lámpara, descrita minuciosamente por la profesora de Historia de Arte de la universidad de Oviedo Yayoi Kawamura Kawamura (Revista Estudios de Platería de la Universidad de Murcia, 2002) mide tres metros de altura y diez metros de diámetro, y es de plata (74,15 kg.) y latón (18,39 kg.).

Un año después, en marzo de 1925,  se instaló un nuevo púlpito con escalera y tornavoz; éste es de hierro forjado y fue creado en Gijón siguiendo el proyecto del arquitecto enrique R. Bustelo. El nuevo púlpito conserva el pie y la plataforma de su predecesor.

Antonio Passaporte, fondo Loty, ca. 1928

Antonio Passaporte, fondo Loty, ca. 1928.

Otro de los elementos que queremos destacar son las verjas de hierro de los arcos del pórtico. De hierro fundido y dulce, pesan 4298 kg. Fueron obra de los talleres de fundición La Amistad, y datan del año 1933, periodo este de gran inestabilidad y en el que diariamente se despertaban a las puertas del templo abundantes mendigos que pernoctaban en los bancos del parque Sabino Moutas; creemos que habida cuenta de las magníficas joyas y obras de arte que albergaba la iglesia, se temió por su seguridad, por lo que se procedió a implementar un sistema de cierre que cambiaba para siempre la primera imagen que los transeúntes tenían del conjunto. Las verjas del pórtico, junto con la de un ojo de buey del lado del Evangelio de la fachada principal, ascendieron a la nada despreciable suma para la época de 6.500 pesetas.

Por último, queremos señalar que la llegada de la calefacción y un nuevo sistema de alumbrado datan de 1959, y corrieron a cargo de una colecta realizada entre los vecinos. En noviembre del mencionado año se ponía en funcionamiento el sistema calefactor que, a buen seguro, alivió la estancia de los feligreses y párrocos en los fríos y húmedos días invernales.

Esta breve aproximación a la historia de la Iglesia Parroquial de San Andrés de Pravia no sería posible sin la obra de José Antonio Martínez González (Breve historia de la iglesia parroquial de Pravia, editada por la Asociación Cultural Manuel López de la Torre, en 2005), en la que nos hemos apoyado de manera constante, y que puede consultarse en la Biblioteca Municipal de Pravia.

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