Mi casa estaba situada en lo alto del pueblo. La había reconstruido mi abuelo, al que no llegué a conocer, en 1870, con dinero que trajo de Cuba. Era hermosa y, sobre todo, alegre. Su fachada principal miraba al Narcea. En las noches en que el viento era favorable a ello, se dejaba oír con un poderío que a mí me entusiasmaba. Sus dos galerías estaban orientadas hacía el río. La habitación que tenía asignada se encontraba en la parte alta. Se accedía a ella según se entraba a la galería del piso segundo a mano izquierda.
Parte de posguerra, Luis Arias Argüelles-Meres
Así describe Luis Arias Argüelles-Meres, en la novela que dedica a la memoria de su padre, la casa de La Prohida, Corias (Pravia), donde nació, el 30 de diciembre de 1913, el maestro, autor de libros de texto, miembro correspondiente del IDEA y uno de los autores más representativos del teatro costumbrista de posguerra, Manuel Antonio Arias, que utilizó los seudónimos de «Antón de la Braña» y «El Secretario».
Estudió como alumno libre y ejerció como maestro desde los 17 años en Lanio y La Arquera (Salas). Formado bajo los postulados de la Institución Libre de Enseñanza, aprobó las oposiciones de magisterio durante la República. Tras la guerra civil, restituido después de un tiempo sin que se le permitiera ejercer, retomó su actividad como maestro en Cornellana, donde estuvo veinticinco años. Además, fue miembro del RIDEA y de la Comisión Provincial de Monumentos.
Su vocación por la enseñanza se puso manifiesto, por una parte, en la publicación de varios libros de texto, en la prestigiosa editorial «Hijos de Santiago Rodríguez» de Burgos. En la reseña del banquete homenaje que se ofrece a la editorial con motivo de su centenario, en octubre de 1950, Manuel Antonio Arias aparece como «colaborador y asesor técnico» y pronuncia un discurso en el que queda patente el orgullo que siente por su profesión de maestro. Por otra, está su colaboración continuada con publicaciones especializadas del ámbito educativo: Revista escolar de Oviedo y El Magisterio Nacional de Madrid entre otras.
Pronto empezó a publicar también cuentos y poemas en revistas como Renovación, Luz, La Voz del Labrador o El Progreso de Asturias de La Habana, donde criticaba el modelo social asturiano y el cambio de las costumbres en diálogos de no mucha extensión o poemas como “¡Adiós verano!”, “A la escuela” o “Los esfoyones” (1932), en los que trata líricamente temas y costumbres tradicionales asturianas. En el archivo de Luis Arias Argüelles-Meres, uno de sus hijos, se conserva el cuaderno manuscrito e inédito titulado Poesías íntimas, que reúne poemas de varias épocas.
De su interés por la etnografía y el folclore, nos hablan las numerosas publicaciones en el Boletín del RIDEA, que van desde la recogida de leyendas populares, hasta la historia, la toponimia o los deportes tradicionales y la pesca. La relación exhaustiva de estas publicaciones se puede consultar en la entrada que Wikipedia dedica al autor.
Pero la aportación más importante de Manuel Antonio Arias fue su obra teatral. Según la Historia de la Lliteratura Asturiana, coordinada por Miguel Ramos Corrada y publicada por la Academia de la Llingua Asturiana en 2002, se encuadra literariamente en la llamada Generación de la Posguerra, en la que se agrupan los escritores nacidos entre 1909 y 1923. Sus compañeros generacionales son José León Delestal, José Manuel González, M.ª Josefa Canellada, Luis Aurelio Álvarez, José Benito Álvarez-Buylla, Lorenzo Novo Mier, Eva González, Aladino Fuente Vega, Manuel de Andrés “Manfer de la Llera”, Bernardo Guardado y Hortilio Armayor entre otros. Todos ellos tardaron en darse a conocer, asentándose su obra en los años del Surdimientu, a partir de la década de los setenta del pasado siglo. La mayor parte son autodidactas y compaginan su actividad literaria con la laboral, porque sólo algunos de los autores teatrales recibieron beneficios con los derechos de autor. También coinciden en que su obra está dispersa por porfolios, revistas, periódicos, etc., de forma que pocas veces se encuentra en formato libro, y cuando se da está circunstancia suelen ser tiradas cortas y destinadas al círculo familiar y social del autor, hasta el punto de que en muchos casos la impresión corre por cuenta del propio escritor. Además, escriben en una lengua que carece de una norma a la que ajustarse y que pasa por un estado de pobreza desde que la guerra y la situación política hicieran olvidar los intentos regionalistas que surgieron en la década de los veinte.
Según Jesús Menéndez Peláez, en El teatro costumbrista en Asturias (RIDEA, 2004), recoge que estrenó su primera obra, La vuelta de Nandín, en el Teatro Covadonga de Moreda, el 2 de noviembre de 1943, sobre el tema de la emigración, tema que aparecerá frecuentemente en su obra. Por ejemplo, en mayo de 1951, El Progreso de Asturias publica un artículo titulado «El emigrante: la lucha» dedicada al indiano Emilio García. En 1946, publicó el monólogo El timu de les muyeres y, en 1950, el sainete Un arreglu inesperáu, basado en el motivo del pleito. Este es uno de los temas más recurrentes en el teatro costumbrista y «Antón de la Braña» lo emplea también en Un xuiciu faltes, publicado en 1969 junto con otras tres obras: El adiós a la quintana, Pitición de manu y La última rosa.
La obra de «Antón de la Braña», seudónimo que utiliza siempre en su obra teatral, fue acogida con gran éxito de público, especialmente a partir de finales de los años setenta, formando parte del repertorio habitual de muchas compañías teatrales desde entonces hasta la actualidad, de lo que encontramos en las hemerotecas abundantes ejemplos. Manuel Antonio Arias falleció, en Oviedo, en 1986.
Desde el 9 de junio del año 2000, la Biblioteca Pública Municipal de Pravia lleva el nombre de “Antón de la Braña”. El acto se desarrolló en el Salón de Plenos del Ayuntamiento a propuesta de la Asociación Cultural “Manuel López de la Torre”, presidida por José Antonio Martínez González. Así lo cuenta Elvira Fernández en El Narcea (núm. 20, 23 de junio de 2000): «El acto que marcó este bautizo se desarrolló a las 8.30 h. de la tarde en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Pravia y contó con la presencia de autoridades municipales, miembros de la Asociación Cultural Manuel López de la Torre, la bibliotecaria, la presidenta de Mujeres por Grado y familiares de Antón de la Braña.
El Alcalde de Pravia, Juan Manuel Arias, señaló la sencillez del homenajeado, recordando que ese sería el deseo del autor, porque, ante todo era un hombre sencillo. Antonio Solar [sic.], teniente de alcalde, recordó que la propuesta había sido presentada por la Asociación Cultural Manuel López de la Torre a la Comisión de Cultura del Ayuntamiento, quien la había aprobado por unanimidad. Por último los hijos del homenajeado agradecieron el reconocimiento que se había hecho a su padre.
El acto siguió con el descubrimiento de la placa que, a partir de ese momento, figura a la entrada de la biblioteca y concluyó con la representación en el salón de actos de la Casa de Cultura, de la obra del homenajeado Pitición de manu a cargo del grupo de teatro Mujeres por Grado.»
Los días 26 y 27 de diciembre de 2013, con motivo de la celebración del centenario de su nacimiento, se desarrollaron unas Jornadas de Homenaje, en la Biblioteca, en las que se analizaron su vida y su obra y en las que participaron Isidro Suárez, Pablo Rodríguez Medina, Alberto Polledo y Luis Arias Argüelles-Meres. Transcurridos cinco años de aquellos días, sigue vigente el deseo de que se recopile, estudie y edite su obra para difundirla y ponerla al alcance de todos.