
Retrato de Benito Casielles Meana en la Sala de Juntas del Colegio de Abogados de Oviedo.
…Establecido nuevamente en Asturias, se le nombró el 1º de septiembre de 1834 juez de primera instancia de Pravia. Elevado a la categoría de juez de término en 1837 con destino al juzgado de Albacete, renunció a la designación, y se confirió entonces la plaza de igual categoría en Lugo, al frente de la cual permaneció hasta 1840.
En enero del año siguiente se le designó fiscal de la Audiencia de La Coruña, de la que pasó con igual cargo a la de Oviedo en 1847. En ésta y a petición suya se le nombró magistrado en febrero del año siguiente, cargo que desempeñó por espacio de unos seis años.
Aunque el cumplimiento de su deber estuviese fuera de Asturias, pasaba en Oviedo la mayor parte del tiempo que sus ocupaciones le consintieran, y en la ciudad natal se le consideraba como vecino casi siempre presente y colaborador activo de trabajos y proyectos desarrollados por las Instituciones locales. Así sucedió que, habiendo sido destinado como presidente de Sala a la Audiencia de La Coruña en marzo de 1854, su fallecimiento tuvo lugar en la ciudad natal el 26 de mayo de 1855.
Estuvo condecorado con la Cruz de Carlos III.
Constantino Suárez Fernández, en Escritores y artistas asturianos
Tras su separación del juzgado de Lugo, Benito y Dolores, con sus hijos Jesús y Sabas, regresan a Oviedo, instalándose en la casa que poseían en el número 5 de la calle de la Platería, hoy desaparecida, que empezaba en la de la Rúa y terminaba en la plaza de la Catedral, al pie de la torre. Una calle, porticada en parte y muy comercial, como demuestran los contratos de arrendamiento del bajo del edificio. Por ejemplo este, fechado en 20 de noviembre de 1848: Benito Casielles Meana arrienda a José Cueto, maestro de obra prima, el cuarto tienda de la casa que poseo y en que actualmente vivo, calle de la Platería número 5.

Archivo Benito Casielles Meana.
En estos años, desarrolla una intensa actividad profesional. Miembro del Colegio de Abogados de Oviedo desde el 21 de abril de 1822, es elegido para la Junta de Gobierno durante el año 42, en el que también ejerce como abogado de pobres de lo criminal, y al siguiente, 1843, como Decano. Al mismo tiempo, da a la luz dos de sus obras de carácter jurídico, como consta en los contratos que firma, en abril de 1841, con los impresores Benito González y Domingo González Solís. Se trata de Tratados críticos y razonados de práctica forense por dos jueces y El sacerdocio y el pueblo: abusos, derechos y exigencias de estos poderes. La primera, escrita en colaboración con Ignacio González Olivares, consta de ocho capítulos, de los que Benito redactó cinco y González Olivares, tres. También El sacerdocio y el pueblo estaba pensada como una colaboración entre ambos, pero terminó escribiéndola nuestro autor en solitario porque González Olivares marchó a Cuba después de ser nombrado regente de la Audiencia de La Habana.
Resuelto el expediente de los sucesos de Lugo, el 14 de febrero de 1844, Benito Casielles Meana toma posesión de la plaza de fiscal de la Audiencia Territorial de La Coruña. De este periodo se conservan interesantes documentos testimonio de su actividad, como una Memoria de los juzgados de Coruña, fechada en 1845, y la obra inédita Observaciones sobre la policía judicial y correccional con relación al ministerio público, de 1846.
En octubre del año siguiente regresa a Oviedo como fiscal de la Audiencia, y sigue progresando en su carrera judicial: el 4 de febrero de 1848 es nombrado Magistrado de la Audiencia de Oviedo y ocupa interinamente el cargo de presidente de sala de la audiencia de Oviedo en varias ocasiones durante los años siguientes. También fue vicepresidente de la junta de cárceles de la Audiencia de Oviedo, momento en que redacta Sobre la Casa de Audiencia de Oviedo, informe puesto por mi en 1849, que nos ofrece una pormenorizada descripción del edificio, ya desaparecido, que albergaba entonces la institución. En 1854, es nombrado presidente de Sala de la Audiencia de La Coruña y presidente interino de la Sala segunda de la Audiencia de Oviedo.

Diploma del nombramiento como Caballero de la Orden de Carlos III. Archivo Benito Casielles Meana.
El 30 de enero de 1849 es nombrado Caballero de la Orden de Carlos III, distinción creada por Carlos III en 1771 para honrar a las personas que hubiesen destacado especialmente por sus acciones en beneficio de España y la Corona. Durante estos años, Benito Casielles Meana se nos muestra como miembro activo de la sociedad ovetense. Como muestra, su actividad como censor de la Sociedad Económica de Oviedo entre 1853 y 1855 o su ingreso en la Academia de Bellas Artes de Oviedo, el 22 de octubre de 1853.
Tampoco abandona su actividad como escritor. Quizás sea en esta época cuando escribe su obra dramática. Han llegado hasta nosotros tres manuscritos: dos copias de una obra que aparece con los títulos La escuela de las casadas y La escuela de las mugeres [sic], y otro titulado Los pretendientes. Teatro de evidentes ecos moratinianos, tanto en el tema como en el respeto a las unidades, al menos, de acción y lugar. La cuestión del matrimonio y la educación de las mujeres y el papel que debían cumplir en la sociedad era tema candente en este momento y nuestro autor le dedica también una novela didáctica, inacabada, titulada La educación de las niñas: ...Nada de envoltijos y opresiones. La faja no a de tener otro objeto que el de sujetar al cuerpo el pañal y la mantilla; y más que vale que ésta se caiga algunas veces que no el que aquella oprima a la criatura. (… ) Ha de respirar aire libre en todo tiempo: el sol no le ha de ser desconocido por miedo de que le haga daño, huyendo siempre de los excesos en uno y otro caso. (… ) No se descuidó tampoco el padre en procurar que desde bien temprano aprendiese Ceferina a leer con corrección y sentido, a escribir con elegancia y soltura y a instruirse en las cuatro reglas simples de aritmética, sin olvidar por eso la costura que es el principal ejercicio de las mujeres bien educadas. (…) También podemos suponer que fue en los últimos años de su vida cuando trabajó en un interesantísimo borrador, inconcluso, que ha llegado hasta nosotros, Resumen crítico de historia civil, natural, militar y religiosa del Principado de Asturias, con reproducciones de inscripciones, dibujos de tipos asturianos y abundantes notas y resúmenes de acontecimientos contemporáneos.

Nota manuscrita de Jesús Casielles Busto con los epitafios de Juana y Benito Casielles Meana. Archivo Benito Casielles Meana.
Benito murió en Oviedo el 26 de mayo de 1855, con tan solo cincuenta y siete años. Desconocemos la causa de su muerte, pero tenemos testimonios de que no gozaba de buena salud. Ya en 1840, en el certificado de buena conducta expedido en Lugo por los escribanos del juzgado el 14 de septiembre de ese año, se dice que ejerció como juez de primera instrucción, sin interrupción desde su toma de posesión hasta esa fecha, excepto los meses de marzo y abril último que pasó a Asturias con Real licencia a restablecer su salud. Además, años después, el 28 de abril de 1849, responde al nombramiento como miembro de la Junta de Sanidad aceptando aunque el estado de mi salud no es muy satisfactorio. A comienzos de 1855, pide licencia del servicio por enfermedad, seguramente agravada por la pena por el fallecimiento de su hermana Juana el 18 de enero de ese mismo año. Es Joaquín María [Fernández] San Miguel, entonces procurador fiscal en Madrid, quien por carta del 22 de marzo le comunica la concesión de la licencia durante cuarenta y cinco días: Apreciado amigo mío: adjunta la Real Orden que concede a V. licencia, aunque por mucho menos tiempo que usted quería y necesitaba; pero V. comprenderá fácilmente que esto no estaba en mi mano remediarlo, y que si no he conseguido más, no debe atribuirlo a falta de interés y buena voluntad. Me alegraré le vaya a V. bien en el país y tenga el gusto de encontrar buena a Dolores y la demás familia. Mi esposa que aprecia mucho su memoria le saluda atentamente, así como queda de V. siempre suya afectísima amiga. Los dos hermanos fueron enterrados en el cementerio de San Pedro de los Arcos de Oviedo.