
Sello de 1911.
Son varias las noticias que tenemos de la escuela de patronato fundada en Villamondrid por el presbítero José Martínez Folgueras en 1898. La reseña Fermín Canella en Historia de la Universidad de Oviedo y noticias de los establecimientos de enseñanza de su distrito: Salas: Escuela de patronato de Villamondrid, fundada en 1898 por el presbítero don José Martínez Folgueras, con buen edificio y renta anual de 1825 pesetas. El inspector de enseñanza Benito Castrillón, en El aporte de los indianos a la instrucción pública, a la beneficencia y al progreso general de España y su historia (1926), la recoge entre las de fundación indiana: En Villamondrid, las escuelas de «Martínez Folgueras» están instaladas en edificio propiedad del patronato con casa-habitación. El sueldo anual del profesor es de 1825 pesetas. Tiene como bienes propios las fincas urbanas, y en inscripciones nominativas 65.500 pesetas, que rentan 2.620 pesetas.
En la diversidad que caracterizaba la red escolar durante el siglo XIX, una de las tipologías más extendidas eran las escuelas dependientes de obras pías o fundaciones, entre las que cabe catalogar la establecida en Villamondrid por el presbítero José Martínez Folgueras. La fundación se contempla en la claúsula 12 de su testamento, que incluye además el reglamento por el que había de regirse. Destina cuarenta y cinco mil pesetas para la fundación, de las que «de cinco a seis mil» habrían de invertirse en en la construcción de la casa para la escuela y vivienda del maestro. El resto debía emplearse en valores del estado, de cuya renta saldría el sueldo del maestro, a razón de 3 pesetas diarias y el sobrante, si lo había, debía utilizarse en el mantenimiento del edificio y libros y útiles escolares.
Para elegir al maestro, ordenaba la convocatoria en el Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo, con treinta días al menos de antelación, y exigía que el aspirante tuviera «título oficial de profesor al menos de instrucción primaria, y profese la religión católica, apostólica romana», siendo los patronos los responsables de la selección, recalcando que se debían valorar también sus «cualidades morales por sus antecedentes de vida y costumbres». Al seleccionado se le exigía «inculcar a los niños al mismo tiempo que la ciencia, la virtud cristiana»; asistir con sus alumnos, los días de fiesta religiosa, a la misa mayor y al rosario vespertino; dar clase de doctrina cristiana y rezo del rosario todos los sábados por la tarde; colocar en la escuela una imagen de la Virgen y el retrato del fundador; no mezclarse en política, y acoger cuantos niños lo solicitasen siempre que tuvieran entre 5 y 14 años «sin retribución alguna más que las tres pesetas diarias por mi fijadas». Las horas de clase eran seis, tres por la mañana y tres por la tarde, excepto los meses de julio y agosto, que sólo se daban las horas de la mañana. Los únicos días no lectivos del año eran «los primeros quince días de agosto, los días festivos, los de semana santa y los del santo y cumpleaños del Rey.» A cambio, el puesto de maestro tenía carácter vitalicio y no podía ser separado «sin causa probada y justificada a juicio de la Junta de Patronos en expediente que al efecto instruirá con audiencia» del interesado. Además tenía derecho a baja de hasta un mes por enfermedad, si bien tenía que poner de su cuenta un sustituto aceptado por el patronato.
La misma claúsula se ocupa de los que habían de formar la junta de patronos. Como presidente nombra a «mi hermano don Gregorio Martínez Folgueras, sacerdote, residente en la actualidad en mi citado pueblo de Villamondrid» que estaría acompañado en el patronato por «dos vecinos honrados del mismo pueblo, nombrados de entre los cinco mayores contribuyentes por el referido mi hermano don Gregorio». El interés del fundador por ligar lo más posible la escuela a Villamondrid queda patente cuando señala que «si los patronos trasladaran su residencia a otro pueblo, cesarán en el cargo y se reemplazarán con otros». También contempla que al fallecimiento de su hermano, debía ocupar la presidencia de la junta «el que sea cura párroco de la feligresía a que corresponda Villamondrid». Para terminar, recalca que siempre serán de exclusiva competencia de los patronos «la inspección de la escuela y la administración y manejo del capital de su dotación» pues «si el gobierno de la nación o cualquiera autoridad asumiendo cualesquiera facultad, trate de hacerse cargo o incautarse de los bienes de la dotación de la escuela, es mi voluntad que en este caso las rentas o productos de dichos bienes se repartan por la junta de patronos entre pobres de la parroquia de San Miguel de Cordovero.»
La primera junta de patronos estaba efectivamente presidida por Gregorio Martínez Folgueras a quien acompañaban Benito Inclán Martínez y José Llana Fernández. Al final, todo quedaba en familia porque Benito Inclán Martínez era sobrino de José y Gregorio, hijo de Josefa Martínez Folgueras y Juan Bautista Inclán, y José Llana Fernández era el padre de Ramona Llana Fernández, esposa de Benito Inclán. La familia del fundador tenía, además, un ilustre antepasado: Luis Antonio Folgueras y Sión, obispo de Tenerife y Granada. Los hermanos Martínez Folgueras (Genara, José, Manuel, Gregorio, María del Carmen y Josefa) eran sobrinos nietos del obispo, hijos de Benita Folgueras, hija a su vez de Alonso Folgueras y Sión, el hermano menor de Luis Antonio, y Benito Martínez.

Fernando Inclán Llana en 1931.
Desconocemos el nombre del o los primeros maestros de la escuela, pero tenemos constancia del anuncio de dos vacantes, una en 1901 y otra en 1905, cuando se encargó de ella Fernando Inclán Llana, hijo del Benito Inclán antes mencionado y Ramona Llana, que recibe en ese año su título de maestro. De Fernando Inclán Llana recoge una anécdota Julián Campo Zurita (Los avatares de una vida: memorias de un maestro asturiano, 2009, p. 136) cuando, a finales de 1919, el día de la inauguración del nuevo edificio de la escuela de San Martín de Arango, le prestó ayuda con el transporte, dificultoso a causa de una riada del Nalón, de los invitados al evento: Pecaría de ingratitud si yo no consignase aquí la valiosa ayuda que me prestó el compañero de Villamondriz, don Fernando Inclán Llana, que si bien maestro particular ejerciendo en escuela de patronato fundada por un familiar suyo, quiso asociarse a la solemnidad de la inauguración de las escuelas de San martín de Arango y puso a disposición del comité organizador del acto inaugural el magnífico coche que poseía mi compañero con su estupendo tronco de par de caballos, haciendo los viajes que fuesen precisos.
Fernando Inclán Llana se casó, en 1931, con María Teresa Suárez Pendás, maestra como él, y tuvieron dos hijos, Fernando Inclán Suárez, nacido en 1934, y María Jesús, nacida durante la guerra civil y en cuyo parto falleció la madre. Fernando Inclán Llana siguió al frente de la escuela «Martínez Folgueras» quizás hasta la década de los cuarenta del siglo XX. Gracias al trabajo de campo de Jovito Iglesias Menéndez y Arturo Castrillón, sabemos que, aunque fundada para niños, en sus años finales admitió también niñas y que cesó su actividad entre 1955 y 1959.