
«Pravia: fotos históricas», José Antonio Martínez González y Luis Francisco Solar García, núm. 12, 2003
Los ferrocarriles de vía estrecha empiezan a considerarse como una alternativa para completar la vertebración ferroviaria nacional muy tempranamente. En 1866, mediante la Real Orden de 1 de septiembre, el Gobierno creó una comisión para estudiar este tipo de trenes, tan solo once años después de la primera ley de ferrocarriles. En esencia, estaban pensados como trazados complementarios de la red principal; las menores dimensiones los hacían más económicos y viables en terrenos de especial dificultad geográfica y de menor rentabilidad económica. La ley de Ferrocarriles Secundarios de 1904, promulgada para la construcción ferroviaria de bajo coste, establecía el ancho de vía de un metro lo que hacía que se adaptara perfectamente a las características físicas asturianas. Debido a la complicada orografía regional y a los intereses de las industrias pesadas y mineras, no hubo en Asturias una verdadera red ferroviaria integrada; la construcción del tendido obedeció más a los intereses comerciales de las compañías foráneas que los financiaban que a una lógica integradora y vertebradora de la provincia, su economía, zonas industriales y núcleos de población. Un ejemplo de esto es la primera línea que cruza Pravia en 1904, la del Ferrocarril Vasco-Asturiano.