
Imagen tomada de «Una fiesta milenaria: el Santísimo Cristo de la Misericordia de Pravia» de José Antonio Martínez González, Pravia, Asociación Cultural Manuel López de la Torre, 2003, t. I, p. 69.
Volar como las aves ha sido, desde antiguo, uno de los anhelos del ser humano. Deseo que se materializó primero con la navegación aerostática, es decir, globos y dirigibles, que empezaron a usarse en España, con fines militares, a finales del siglo XVIII. Cien años después, aparecen en escena los vuelos en aparatos más pesados que el aire, los aeroplanos. Es fácil imaginar la expectación que despertarían en la población estos primeros vuelos y las noticias en torno al tema son frecuentes en la prensa de la época. Por ejemplo, leemos, en la revista mensual Páginas escolares editada en Gijón, a partir de 1904: Los primeros vuelos toman no pocos puntos de semejanza con los del pavo; hoy ya se imita bastante bien a las perdices y hasta se les sobrepuja (…) Difícil es precisar las aplicaciones que el porvenir tiene reservado a las máquinas de volar, aviadoras o aeroplanas.