Ecos de Pravia

Un sitio para divulgar curiosidades y noticias del pasado del concejo de Pravia.


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Benigno Arango Alonso: años de esplendor II

Benigno Arango, a la izquierda de la imagen, con Xaudaró, su hija y Constantino Suárez, "El Españolito". En "Región", 29 de julio de 1926.

Benigno Arango, a la izquierda de la imagen, con Xaudaró, su hija y Constantino Suárez, «El Españolito». En «Región», 29 de julio de 1926.

He aquí un fieltro, un rostro moreno, unos bigotes mosqueteriles… Es Benigno Arango, el popular abogado criminalista, autor de novelas y amigo entrañable. Viene a nosotros con el alma abierta de par en par. Y mientras almorzamos una mañana en el Hotel París, nos habla de sus cosas, de sus recuerdos, de sus proyectos. Benigno Arango es un meridional, un moro nacido en los riscos astures, por equivocación.

La Atalaya, 27 de septiembre de 1925

Yo sabía que en Asturias había siempre un Benigno Arango, dispuesto a recibir a cuantos llegan. En Madrid es usted popular por su asturianismo. Todas las provincias necesitan hombres así. ¡Cualquiera se marcha descontento!

Joaquín Xaudaró en Región, 29 de julio de 1926

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Antes que América, fue Madrid

El norte de la península ibérica ha sido foco habitual de grandes éxodos de población. Al menos desde el siglo XVI era común la figura del campesino despidiéndose de su hogar y familia para encaminarse hacia territorios lejanos. En Asturias serán los habitantes de las comarcas interiores los más propensos a abandonar su tierra, muy en particular los residentes en los pueblos más occidentales. Varias son las causas que explican tal marcha. Sobre el campesinado asturiano pesaron circunstancias tales como la no propiedad de las tierras que trabajaban, para cuya explotación tenían que pagar además rentas excesivas; la pobreza del suelo, combatida con técnicas agrícolas arcaicas; la hostilidad de la topografía, con limitados terrenos para el cultivo y abundancia de tierras altas, pastos de montaña y posiciones geográficas que condenaban al aislamiento; y un débil movimiento industrial, con graves carencias en materias alimentarias básicas. Cabe encuadrar también dentro de dichas causas la alta densidad de población y, en otro plano, el carácter emprendedor de un pueblo que apenas consideraba la marcha como un camino lleno de obstáculos y sinsabores; actitud comprensible si pensamos en las pésimas condiciones que dejaban atrás, como maratonianas jornadas de trabajo, hacinamiento en hogares infrahumanos, cuadras y estercoleros próximos origen de toda clase de infecciones y una desoladora situación económica. La esterilidad del suelo, en combinación con las excesivas lluvias, favorecía los años de continuas malas cosechas. Entre tanta penuria, y en medio de aquellas grandes montañas, los campesinos asturianos se sentían abandonados a su suerte. 

Asturianos en Madrid: los oficios de las clases populares, siglos XVI-XX, Juan Jiménez Mancha, Gijón, Museo del Pueblo de Asturias, 2007, p.11.

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