
El puente de FEVE sobre el Nalón, en construcción. Años cuarenta del siglo XX. En «Pravia: fotos históricas», José Antonio Martínez González y Luis Francisco Solar García, núm. 4, 1995
El segundo trazado que se proyectó fue el llamado Ferrocarril Estratégico, de la Costa o Ferrol-Gijón. La idea era crear una línea que uniese el Ferrol y su arsenal naval con las zonas carboneras y las factorías armamentísticas asturianas, por eso se le conocía por el nombre de “El Estratégico”, pues lo era en sentido militar. El proyecto existía desde el siglo XIX, pero no será hasta 1902 cuando se cree en Bilbao la empresa destinada a acometerlo, la Sociedad Iberia Concesionaria. El 17 marzo de ese mismo año es autorizada por Real Orden para realizar los estudios necesarios que se requiriesen. En julio de 1902 se promulgó la Ley de Ferrocarriles Secundarios que afectaba a las líneas no incluidas en el Servicio General, es decir, aquellas que cruzaban terrenos accidentados y tenían elevados costes. En 1906, la Sociedad Iberia Concesionaria presentó un anteproyecto glosando las ventajas del trazado para la población gallega y asturiana —más de un millón de habitantes en el área de acción del ferrocarril, además de las indudables aplicaciones estratégicas, uniendo zonas mineras, industriales armamentísticas y base naval—. Con todo, como se ha dicho, la línea no fue incluida en el Servicio General, pero sí se incorporó al Plan de Ferrocarriles Secundarios de 1907. Poco después de su inclusión se aprobó el Plan de Ferrocarriles Estratégicos garantizados por el Estado, anejo a la Ley de 26 de marzo de 1908; este plan incluía una serie de líneas independientes que de manera sucesiva formarían la línea Ferrol-Gijón. En 1908 se abrió el concurso que fijaba los requisitos que debía reunir el proyecto. El 30 de enero de 1909, la Sociedad Iberia Concesionaria presentó un proyecto presupuestado en unos setenta y cinco millones de pesetas y, tras una serie de modificaciones, se sacaron a subasta las obras, pero quedaron desiertas en tres ocasiones: 1915, 1919 y 1920, ya que la concesionaria no era capaz de reunir el dinero suficiente para ejecutarlas. Ante esta situación, el Gobierno tomó la decisión de, con cargo a los presupuestos generales de 1920-1921, subastar los tramos de mayor interés para los viajeros, comenzándose en 1921 las obras en el sector del Ferrol y en 1922 en el de Gijón. Así fue como el Gobierno central acabó haciéndose cargo de unas obras que tardaron dos décadas en ser aprobadas y seis años en ser subastadas con éxito. La dificultad de las obras, debido a la accidentada orografía, los múltiples ríos a salvar y las características de un terreno de muy poca consistencia y abundante agua —prueba de ello es el gran deslizamiento acaecido en el túnel de los Cabos, concejo de Pravia — explican por qué la concesionaria no fue capaz de reunir los fondos necesarios para ejecutar las obras. Al encargarse la administración central los trámites burocráticos se eternizaron, lo que alargó aún más el proceso, a esto hay que añadir el paréntesis traumático que supuso la Guerra Civil; solo así se entiende que las dos ciudades cabecera del tendido métrico, el Ferrol y Gijón, acabaran unidas en 1972.
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