En los comienzos del siglo XX, Asturias fue una de las regiones españolas donde se las masas corales fueron más abundantes y activas. El fenómeno de los orfeones está íntimamente relacionado, en su origen, con el desarrollo industrial, pero también con la existencia de un substrato musical tradicional, activo aún a principios del pasado siglo. La mayor parte de los obreros eran al mismo tiempo campesinos, pues lo normal era que se compatibilizara el trabajo en la fábrica con el agrícola, por lo que la cultura tradicional tenía aún mucho peso. También hay que considerar la influencia de las prácticas musicales estudiantiles, las «tunas», las comparsas que proliferaban en los carnavales y los coros parroquiales. En este terreno abonado para la música, las clases sociales medias y altas, así como la Iglesia, mostraron pronto interés en dirigir estas formaciones corales, apoyándolas como una forma de empleo del ocio que alejaba a las clases populares de las sociedades políticas, los sindicatos y las tabernas.
En Pravia, fue Santiago López quien impulsó y dirigió la «masa orfeónica de la sociedad Coral Praviana», según leemos en el anuncio de la presentación de dicha coral en sociedad, en El Sol de Pravia del 20 de diciembre de 1929:
«De no surgir algo imprevisto, el próximo día 27, a las diez de la noche, se presentará en el escenario del teatro Vital Aza, la masa orfeónica de la sociedad Coral Praviana. En estos días vienen ensayando conjuntamente todos sus componentes y, dentro de los reducidos límites artísticos que ellos no se proponen rebasar, por ahora, los encontramos muy aceptables. Cantan con mucho sentimiento, matizan ya bastante bien y consiguen dar el verdadero aire a las canciones, casi todas asturianas.
En fin, que esperamos obtengan un éxito sincero, sin entusiasmos fingidos, en consonancia, pues, con la sencillez de sus pretensiones: cultivar el arte por entretenimiento y, a la vez, como medio de educación.
Se advierte que sólo tendrán derecho a entrada para este acto, los señores socios de la Coral y dos personas más de su familia.»
El número siguiente del periódico daba cuenta del gran éxito cosechado por la Sociedad Coral Praviana en su presentación. Es interesante fijarnos en el programa, reflejo del interés y revalorización del folclore tradicional fruto de la conciencia de tipo regionalista que dominaba en la época: «El principio de la función fue un entremés de ambiente asturiano, puesto en escena por los jóvenes de esta localidad, Aquilino Rodríguez, César Vega y Luis Fernández, (…) A continuación, sostuvieron un entretenido y gracioso diálogo en bable, Regalín de aldea, los Sres. Santiago López y A. Rodríguez, (…).» Si hemos de creer al cronista, el delirio llegó con la interpretación de Como la flor, «primera de las seis que a seguido fueron interpretando. Todas ellas las hubieron de repetir, para satisfacer el delirante entusiasmo de los espectadores, que culminó cuando escucharon Plegaria, canción marinera con acompañamiento de orquesta.» Termina la reseña haciendo hincapié en el valor educador de la música:
«Este éxito alcanzado debe animarlos a todos para seguir laborando en pro de la expansión del arte y la cultura.
¡Cómo nos gusta recoger estos latidos del progreso espiritual y moral que experimenta el pueblo praviano!»
En Historia coral de Asturias de Luis Arrones Peón (Oviedo, 1978), aparece recogido el testimonio de una de las componentes de la Coral Praviana, Loreto Menéndez Albuerne, tiple solista: «Santiago López fue un gran director y su entusiasmo coral se hizo patente al frente de esta agrupación a la que dedicó una gran ilusión. A veces, no obstante, y cuando la asistencia a ensayos no era todo lo nutrida que deseaba, se desanimaba y estaba a lo mejor unos cuantos días sin aparecer por el local de ensayos, que era el de un viejo cine.» También recuerda que llegaron a ser cuarenta voces mixtas y que aunque, lógicamente, el mayor número de actuaciones se hacía en Pravia, también actuaron en Mieres, Luarca, Cudillero o Cangas del Narcea. Los hombres cantaban en traje de calle, pero las mujeres tenían uniforme: vestido blanco corto y boina que «muy pocas veces la pusimos porque no nos veíamos favorecidas con ella y nos negamos a usarla.»
La Sociedad Coral Praviana desapareció en 1935. Según Loreto Menéndez Albuerne las últimas actuaciones fueron para recaudar dinero para costear los uniformes de la Banda Municipal de Música. Casi veinte años después, el 15 de noviembre de 1956, un grupo de aficionados al canto, algunos de ellos miembros del coro parroquial, deciden la creación de la Masa Coral Santiago López, como homenaje al impulsor de la Coral Praviana, pero eso es historia para otro día…