En 1954, cuatro años después de la inauguración de la Biblioteca Municipal, el bibliotecario, José Saavedra, como os anticipábamos al hablar de la labor de divulgación agrícola en el concejo, pudo satisfacer su afán de dar formación a los agricultores del concejo con la implementación de las bibliotecas viajeras.
El propio Saavedra, en un informe remitido al Alcalde, explica lo que eran las bibliotecas viajeras: Tengo el honor de adjuntarle un pequeño informe sobre el funcionamiento de las Bibliotecas Viajeras donadas por D. José Ramón Fernández y que funcionan con la colaboración del Centro Coordinador de Bibliotecas “Rafael Quirós Isla”. Es digno de elogio la labor realizada por dicho Sr. ya que en su afán por documentar a los labradores subvencionó cursillos de capacitación agrícola y donó las cinco Bibliotecas Agropecuarias, que esta Biblioteca Municipal de acuerdo con la Dirección del Centro Coordinador de Bibliotecas las colocó en las Escuelas Nacionales de niños incluyendo en su catálogo obras de literatura e infantiles de las que figuran en ella con el fin de hacerlas más amenas y atrayentes ya que la lectura de obras exclusivamente agrícolas es bastante árida.
No estaría de más que la Corporación que tan dignamente preside Vd. tomase en consideración esta labor y la secundase «dentro de los medios económicos de que dispone» y la hiciese extensiva a todas las Escuelas unitarias de niños existentes en el Concejo, ya que la Biblioteca es considerada como el complemento de la Escuela, despertando en el niño la afición a la lectura, primer paso para el estudio y capacitación en general.
Estas cinco bibliotecas se instalaron en las escuelas nacionales de Corias, Forcinas, Peñaullán, Santianes y Somao, aunque no funcionaron, al principio, las de Forcinas y Somao, motivo por el cual esta última se trasladó a Los Cabos. Añade Saavedra que a cada una de estas bibliotecas se le adicionó algunas obras de agricultura, de literatura y de las de la sección infantil que figuran en la Biblioteca Municipal, con el fin de hacerlas más amenas y atrayentes y como la biblioteca es el complemento de la escuela insistiremos hasta lograr ampliarlas a todas las escuelas unitarias del concejo que son otras tantas, es decir, cinco más, incluyendo la del Hogar Santiago López, aunque este centro tiene un local destinado a este fin.
Las obras que deben figurar son: un pequeño diccionario y una ortografía, obras de agricultura, de literatura e infantiles, con el fin ya indicado.
Saavedra no escatimó esfuerzos para conseguir ampliar el número de bibliotecas viajeras. Conservamos la correspondencia mantenida con diversos organismos solicitando fondos para ellas: Servicios Agropecuarios de la Diputación Provincial, la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Pravia, antes Sociedad de Labradores «La Unión», Caja de Ahorros, Banco Español de Crédito, Banco Herrero y otros.
En 1958, el bibliotecario escribe una carta a José Ramón Fernández, el primer donante, de la que se desprende que había conseguido su objetivo: Situadas en las Escuelas Nacionales de niños y a cargo de los sres. maestros respectivos se encuentran en los siguientes pueblos: Agones, Corias, Peñaullán, Puentevega y Santianes; hemos de manifestarle que esta Biblioteca Municipal tiene además otras seis dentro del Concejo situadas como las anteriores en las Escuelas Nacionales de Loro, Los Cabos, Quinzanas, Somao y Villavaler a cargo de los sres. maestros y la otra que en la actualidad está en San Esteban de Pravia, en breve será trasladada a la Escuela mixta de Sandamías a cargo de la sra. maestra.
Todas estas bibliotecas cambian sus libros en la Biblioteca Municipal cuando a juicio del sr. maestro ya están demasiado leídos.
Meditamos muy detenidamente donde habíamos de colocar dichas bibliotecas, máxime que teníamos la experiencia de la primera etapa colocadas en tabernas y casas particulares, por aquello de que allí acude la gente con más frecuencia y es sitio de reunión y de tertulia, dando por resultado la pérdida de algún libro, la apatía del depositario, etc., etc., por lo que decidimos y repetimos después de meditarlo detenidamente que el maestro es el mejor y el único colaborador de la Biblioteca, pues él es el que ha de enseñar a leer y a interpretar lo que se lee, por eso las hemos llevado a las Escuelas Nacionales previo consentimiento de los propios maestros y del sr. Inspector de Primera Enseñanza de esta zona los cuales se nos ofrecieron con todo entusiasmo y desinterés para colaborar en esta obra de extensión cultural ,(…)
Sus bibliotecas en unión de las nuestras están haciendo una labor común ya que todos los libros después de leídos y requeteleídos y a juicio de los sres. maestros los cambian con los de la biblioteca Municipal; debiendo tenerse muy en cuenta esta labor tan desinteresada como eficaz que empiezan a desarrollar los sres. maestros y estimularles con un algo, ya que sin ella, la de ustedes es sembrar a voleo, cuya semilla caería alguna en buen terreno pera la mayoría en terreno inculto y áspero y por lo tanto no fructificaría.
Mi labor es puramente oficial, no pudiendo por razones de ética aceptar ninguna gratificación particular.

Distribución de las bibliotecas viajeras en 1957. Archivo de la Biblioteca Municipal de Pravia.

Modelo de ficha de lector. Archivo de la Biblioteca Municipal de Pravia.
Las bibliotecas viajeras tenían su propio reglamento de préstamo. Los usuarios debían hacerse con una tarjeta de lector, por 1 peseta al mes. Si no se disponía de tarjeta de lector, había que abonar 0.30 céntimos por libro. Sólo se podía retirar un libro durante 10 días, prorrogables otros 10 siempre y cuando el libro no hubiera sido solicitado por otro lector. Los maestros encargados de estas bibliotecas se comprometían a enviar estadísticas mensuales de lectores a la biblioteca de Pravia y debían utilizar el dinero de las tarjetas de lector y los préstamos a sustituir los libros deteriorados, a cubrir algún gasto que se le ocasione al relacionarse con la biblioteca municipal, así como también aunque es una cantidad insignificante pudiera destinarse para gastos de representación (4 de mayo de 1962).
Saavedra consideraba, con buen criterio, que el remunerar a los maestros por el trabajo extra que suponían las bibliotecas viajeras era importante para conseguir su implicación y conservamos bastante correspondencia que lo demuestra. En 1964, había conseguido un total de seis mil pesetas que él mismo se encargaría de distribuir entre los maestros en orden a su comportamiento (carta de José Saavedra al presidente de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos de Pravia, 27 de octubre de 1964), aunque finalmente cobraban todos lo mismo, 500 pesetas anuales.
Cómo funcionaban estas bibliotecas queda perfectamente reflejado en estas cartas cruzadas entre el maestro de Somao y el bibliotecario:
10 de octubre de 1957, de Ulpiano Cano Salado, maestro de Somao, al bibliotecario, José Saavedra: Muy señor mío y amigo. Por el “panadero” mañana día 11 le remito los 30 primeros libros que figuran en mi catálogo para que como habíamos quedado me los renueve por otros de lecturas infantiles, leyendas, históricos, etc. etc.
Le envío con el paquete los partes de los meses atrasados.
Si tiene las obras de Christie (Agatha) inclúyalas y las comedias de Bernard Shaw.
Saludos.
18 de octubre de 1957, de José Saavedra al maestro de Somao, en respuesta a la anterior: Muy Sr. mío y amigo: Recibí su muy atenta del 10 de los corrientes y los treinta volúmenes que en ella me indica, más uno, que no había catalogado lo que le agradecí muy de verás, así como en lo sucesivo si yo cometiese un error a favor o en contra. Siento mucho no poder enviarle las obras de Christie que me pide, espero poder hacerlo en breve.
Las obras de religión y agricultura por indicación del Sr. Director ruégole las deje fijas mientras no tengamos alguna otra.
Le adjunto la relación de las obras que le envío en dos paquetes por el panadero mañana día 19.
El Sr. Director del Centro Coordinador de Bibliotecas me encarga después de agradecerles su colaboración, recomendarles que dentro de lo posible a primeros de cada mes nos envíen las papeletas de los libros leídos y devueltos en el mes anterior, indicando en las papeletas el día en que lo devolvieron, acompañadas del resumen estadístico, para nosotros poder incluirlas en la estadística general del mes.
Por si hubiese error al usar el talonario se observará que está doblemente perforado con el fin de usar las papeletas independientes, es decir, que las papeletas no son por duplicado, sino sencillas para eso van perforadas no pudiendo reseñarse más de un libro en cada papeleta, es decir, para cada libro se cubrirá una papeleta.
De los 200 volúmenes de que ud. me habló quedo pendiente de resolución, así que tenemos que esperar.
Muy agradecido salúdale afectuosamente su amigo y Encargado de la Biblioteca Municipal.
Las bibliotecas viajeras estuvieron en funcionamiento hasta el año 1970, coincidiendo con la jubilación de José Saavedra, que se despide de los maestros en febrero de ese año: Yo estoy esperando el relevo pues como no me encuentro bien de salud ya me jubilé.